Describir un juego mediocre es una tarea bastante simple, porque basta con enumerar sus carencias y sus defectos. Pero ese trabajo se complica en el caso de los juegos realmente buenos. ¿Qué lo hace tan "bueno"? Sin duda el tener unos gráficos vistosos o una banda sonora adecuada. Pero hay algo más. Algo que no se capta directamente con los sentidos, que sólo se intuye: esa chispa que caracteriza a las grandes obras y, que en el caso de un juego, nos clava al teclado durante horas.
Sirva lo anterior en mi descargo, porque Gothic es uno de esos juegos. Yo podría describir muy bien mis impresiones, ya saben: aspectos destacados de audio y video, reseñar su guión o comentar su jugabilidad. Pero no sería suficiente. No podría transmitirle al lector lo que realmente significa Gothic: un juego capaz de hacernos olvidar la realidad para sumergirnos de lleno en el mundo que nos muestra el monitor.
Bueno, me preguntaréis, pero al fin y al cabo ¿qué es Gothic?. Y yo respondería que es un juego de rol con gráficos en 3D, que emplea la perspectiva en tercera persona. Recuerda a un juego de acción, y en un primer vistazo yo mismo pensé que sería una aventura del género "anda y machaca", que se aprovechaba de la etiqueta del rol para mejorar su margen de beneficios. Evidentemente me equivocaba, u otro gallo nos cantaría, y a los pocos minutos de partida me di
cuenta de que Gothic ya era un clásico, un videojuego de rol con mayúsculas, sin nada que envidiar a gigantes como Fallout o -"¡herejía!" gritarán algunos- a Baldur's Gate.
En Gothic somos un don nadie, un preso sin oficio ni beneficio que es condenado a un peculiar destierro: un región aislada del mundo mediante una poderosa barrera mágica. Cuando comienza nuestra aventura, nadie acude hasta nosotros para encargarnos salvar el planeta, como es de recibo, ya que bastante ocupados estaremos con mantener más o menos intacto nuestro propio pellejo. Porque no encontraremos un mundo cerrado, que nos proporcione peligros acordes a nuestro nivel de habilidad, como sucede en otros juegos de rol. Los bichitos no están allí esperando a que los matemos, proporcionándonos la experiencia necesaria para hacernos más fuertes y seguir matando a bichitos más poderosos.
Por ejemplo, los animales que se refugian en una cueva no están allí deseando que los aniquiles para proporcionarte a cambio, qué sé yo, una espada +1. Son bestias salvajes, y como tales, bastante más peligrosas que un inexperto jovenzuelo con un cuchillo de cortar el pan, ¿captas la idea?. Si te dicen que no conviene darse un paseo nocturno por el bosque, lo mejor es hacer caso de ese consejo, porque los advenedizos con ínfulas de aventurero, entrarán en la dieta de más de una criatura.
Pero tampoco en las ciudades estarás del todo a salvo. Hazte a la idea: no eres un héroe. La gente no boqueará con asombro a tu paso, ni te suplicará que pongas remedio a sus males. Eres un simple extranjero, y eso significa llevar un cartel en la frente diciendo algo así como: "soy un novato. Pueden robarme y echar mi cadáver a los lobos."
Todo lo anterior pretende subrayar, entre otras cosas, que en Gothic no funciona la táctica de "saco la espada y ataco", tan de moda en los videojuegos como en las mesas de rol. Tendremos una absoluta libertad de movimientos y acción pero, como sucede en la vida real, el ejercicio de nuestro libre albedrío puede acarrearnos más de un disgusto si no medimos convenientemente nuestros pasos.
Queda por decir, antes de saltar al apartado siguiente, que el mundo de Gothic es enorme. Algunos podrán argumentar que las localizaciones resultan escasas en comparación con juegos más tradicionales en 2D, pero hay que tener en cuenta que aquí no se cae en la trampa de ofrecer pueblos que sólo se componen de cuatro casas, unidas por una suerte de mapa general. Aquí se han respetado todas las distancias, proporciones y escalas. Por ejemplo, dar una simple vuelta alrededor de la primera ciudad que encontraremos en nuestra aventura supone un paseo en el que se invierten muchos minutos.
Equipo mínimo: Win95/98/ME/XP/2000, AMD o PENTIUM 400, 128 RAM, tarjeta vídeo y sonido compatibles DirectX 8.0 Equipo recomendado: Tarjeta vídeo con 32 MB de VRAM y 256 MB de RAM.
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